
No vamos bien (parte 2 )
Esos locos toreros ... y toreras Ser director/a no es solo dirigir un centro, es ser el pilar sobre el que se sostiene una comunidad educativa en constante evolución. Lamentablemente no les dejan
Ernesto Boixader Gil
3/5/20252 min read


Aunque el mundo de la tauromaquia no me gusta en absoluto, no encuentro otra metáfora que resuma mejor mi opinión sobre ellas y ellos. Locos porque el cargo te va a traer muchos dolores de cabeza si lo que te gusta es la docencia y toreros porque, lamentablemente, deben lidiar con muchos toros de diferentes “ganaderías” y en algunos casos sin muletas para defenderse.
Vuelvo a comparar con los sistemas educativos que he conocido en mis últimos viajes. En todos los casos: Escocia, Francia y Alemania los directores de los centros no tenían clases, se limitaban exclusivamente a las tareas administrativas, de gestión y supervisión, sin tener responsabilidades directas de enseñanza en el aula.
Muy bien, pues aquí también, tareas administrativas (muchas), de gestión (lo que les dejan) pero ¿¿de supervisión?? ¿para qué?
Nuevamente, sé qué habrá quienes me demonicen por lo que voy a escribir, pero a estas alturas... Últimamente, estoy realizando formaciones en diferentes centros privados, concertados y públicos y quien no quiera verlo que se ponga una venda. Hablo de la educación pública:
Siempre defenderé una educación pública de calidad, pero generalizando (cualquier generalización siempre será injusta) la que tenemos NO es de calidad, y no es por culpa de los directores y directoras, deberíamos darles las gracias y muchas, ya sabéis a quién critico.
Referente a la gestión:
1) Una de las contradicciones fundamentales que impide una gestión adecuada es la posición ambivalente del director, atrapado entre su rol como representante de la administración y como miembro de la comunidad escolar. Esta posición intermedia genera desconfianza por ambas partes: la administración espera que el director no cause problemas, mientras que los compañeros/as docentes desean que defienda incondicionalmente sus intereses, dos expectativas que frecuentemente resultan incompatibles. En fin, un torero/a de primer nivel.
2) Otro factor determinante que impide una gestión adecuada es la falta de autonomía y autoridad efectiva para la toma de decisiones. A pesar de que los directores asumen una amplia responsabilidad sobre el funcionamiento del centro, carecen de capacidad real para implementar cambios significativos o resolver problemas estructurales. No tiene autonomía para decidir qué proyecto educativo quiere para el centro, la formación que deberían tener sus compañeros/as, equipos educativos sin continuidad,...
Continuará...